Los libros físicos nunca pasarán de moda, por ello las bibliotecas se han ido adaptando a las cada vez más complejas necesidades profesionales y al avance tecnológico. El acceso a recursos de información virtuales, bases de datos especializadas o multidisciplinarias, libros virtuales y revistas se han convertido en fuentes invaluables para la generación de conocimiento. No se concibe un programa académico que prescinda de una bibliografía amplia y vigente como cimiento para la formación académica.
Para brindar un mejor servicio, acorde a las necesidades y las exigencias que rigen las casas de estudios más prestigiosas del mundo, existen los programas de mejora continua. Los procesos de acreditación, por ejemplo, tienen un impacto positivo en los servicios de las bibliotecas, pues consideran el acervo bibliográfico como uno de los principales tópicos para promover la investigación y el desarrollo. Todo modelo de acreditación valida la existencia y accesibilidad a recursos físicos o digitales, pues se definen como una herramienta imprescindible en la educación de los próximos profesionales.
La diversidad de información, el número adecuado de ejemplares, infraestructura, servicios online, capacitación de usuarios, sistema de préstamos, así como la actualización y la renovación periódica (antigüedad no mayor a cinco años) de estos recursos de información son aspectos medulares en el marco de un proceso de acreditación. El cumplimiento de estos lineamientos decantará en un mejor servicio al usuario, así como en un aporte para la consecución de los objetivos educacionales.
Como se ve, la acreditación impacta de manera transversal, fomenta y promueve la mejora continua de los servicios al alumno y, los sistemas de bibliotecas, no son la excepción.