Más allá de aspectos clave inherentes al servicio educativo, ¿cuáles son las fortalezas que debe tener una institución para afrontar un proceso de acreditación? Si bien todos los modelos exigen el cumplimiento de diversos estándares, existen cuatro aspectos fundamentales que permitirán a una casa de estudios superar los desafíos en la ruta hacia la excelencia.
Conócelos a continuación:
1. Trabajo en equipo
Como en todo proyecto es necesaria la colaboración y la participación de distintos actores, incluyendo estudiantes, docentes, egresados, colaboradores, entre otros. Es imperativo que se comprenda la relevancia del proceso a fin de que todos se involucren en el cumplimiento de los objetivos en el corto y el mediano plazo. Los cronogramas y plazos propios de una acreditación hacen necesaria una alta cuota de compromiso y responsabilidad de todas las partes. El camino es claro, es cuestión de que cada parte conozca su labor y los resultados que se esperan como equipo.
2. Enfoque en la mejora continua
No todo es perfecto. Las oportunidades de mejora están siempre presentes, es cuestión de realizar una autoevaluación detallada que permita identificar aquellos puntos, definir las prioridades y poner manos a la obra. Para tener éxito es necesario conocer lo que se hace bien para potenciarlo y tener muy claro qué se puede cambiar.
3. Soporte institucional
El compromiso de la parte directiva termina siendo determinante al momento de enfrentar un proceso de acreditación. Las decisiones ágiles, junto a la labor de los equipos encargados de encaminar los proyectos de calidad educativa, aportarán a los avances sostenidos.
4. Transparencia
Los procesos de acreditación son proyectos, en la mayoría de casos, de largo aliento. La información y las evidencias reportadas en cada una de las fases deben representar cabalmente lo que ocurre en la realidad. Es importante dejar de lado las ideas de que la acreditación tiene un lado sancionador; todo lo contrario, busca ayudar a las instituciones educativas a mejorar y plantear recomendaciones claras para alcanzar el nivel esperado.
Estos cuatro ingredientes ayudan a seguir un camino sostenido y sostenible a la excelencia académica. Sin duda, los beneficios que se desprenden de los procesos de acreditación son a favor de toda la comunidad universitaria y el desarrollo de la educación del país.